Allí donde guardados están los pensamientos, viven muchos recuerdos de una infancia feliz. Porqué amo esos momentos y la felicidad en este mundo cuesta bastante de encontrar. Quisiera hablaros de ellos.
El tiempo me guía hacia la fuente de Garlitos, un pueblo extremeño que me ha visto nacer. El rumor de sus aguas llama siempre a mi puerta y mi pulso se acelera.
Mi boca saborea su frescor, y mi alma la acaricia en primaveras, cuando con mi madre iba a esa fuente de piedra, donde la gente entraba con sus cántaros a cuestas, para tomar la vez, para esperar su turno, para coger el agua, para saciar su sed, para salir cargadas, para volver a casa cansadas, pero llenas de placer, por haber compartido charlas y sonrisas.
Los cotilleos de vecinas eran factibles, generaban ratos bulliciosos, en una fuente llena de alegría, que aun hoy en día existe y es un torrente de vida.
Julia Olaya López
14-01-2014