Yo nací en Garlitos, Badajoz un pueblo pequeño y a la vez muy grande para mí. Me fui muy niña de el, pero no he dejado de visitarlo cada verano.

Guardo un buen recuerdo de mi infancia, por eso voy a contar como se vivía en los años sesenta en las casas de mi pueblo. Nadie tenia agua corriente en su hogar y había que ir a buscarla a la fuente, la cual estaba y sigue estando situada a las afueras del pueblo. Mi madre era una de esas hacendosas mujeres, que con un cántaro en la cabeza, otro en la cadera o (cuadrí, como se dice allí), y un botijo en la mano, daba su paseo diario para coger el agua que necesitábamos para beber, guisar y asearnos cada día. Yo la acompañaba muchas veces y mientras ella guardaba cola y hablaba con las demás mujeres, yo me entretenía jugando con otras niñas. Aparte de ser un esfuerzo y un trabajo ir a buscar el agua, tenía algo de positivo, la gente se relacionaba como una gran familia, allí compartían horas de agradable charla y se enteraban de todo lo que sucedía en el pueblo. Si había que esperar mucho rato, algunas mujeres aprovechaban y dejaban el cántaro en el suelo guardando la vez y se iban durante un tiempo a hacer otros trabajos, pero a veces cuando volvían había alguna que otra discusión por culpa de alguna espabilada que aprovechaba la ocasión y se ponía delante, pero eso era lo menos, la gente solía respetar su turno. La fuente era un sitio de ocio para las mocitas, cuando se vaciaba el botijo ellas se ofrecían para ir a buscarlo de nuevo y así de esta manera podían encontrarse con los mozos que las rondaban. Pegada a la pared de la fuente había y sigue habiendo un abrevadero o (pilar como se dice allí) donde iban y donde siguen yendo los animales a beber. Muchos niños jugando con el agua se han caído dentro de el.

El botijo era y sigue siendo un clásico en las mesas, se sigue utilizando para beber.

Estos tiempos que vivimos, no se pueden comparar con aquellos años. Las mujeres también iban a lavar la ropa a los arroyos, albercas o ríos. Pegada a la pared trasera de la casa de mis padres aún existe una alberca que se utiliza para regar, pero que antiguamente también se utilizaba para lavar la ropa, ya no se hace, pero se siguen conservando las losas encima de ellas donde se lavaba. Cuando pienso en esa fuente siempre recuerdo a mi madre y a esa agua tan rica de la que ella estaba tan orgullosa. Eran otros tiempos, la gente compartía mas que ahora. Cuando ibas al campo con la familia el agua que corría por los regatos de los caminos te llenaba de alegría. ¡Bonito recuerdo!

Julia Olaya Lopez
14-01-2013